CONOCE AL VERDADERO DIOS



Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú; Israel, no me olvides” (Isaías 44:21) (RVR1960)

Introducción 

Expresiones como éstas, son el llamado que el Señor hace a aquellas personas que ignoran el especial cuidado que él ha tenido con sus vidas, y todavía expresan afirmaciones como: ¡Dios no me escucha! ¡Está demasiado ocupado para acordarse de mí!  Dios, nuestro Papá, nos conoce mejor que nadie y desea cultivar con nosotros, que somos sus hijos, esa comunión que hubo en el vientre de nuestra madre donde “nuestro embrión vieron sus ojos”. Decir Papá Dios, es una nueva forma de vivir que involucra toda nuestra existencia, dándonos acceso permanente a las ilimitadas fuentes del Reino de los Cielos.


 1.    PAPÁ DIOS, NOS FORMÓ CON SU AMOR (Salmo 139:13a, 16)

El primer encuentro que tuvimos con nuestro Padre-Dios, fue en el momento de nuestra creación. Él se tomó el trabajo de planear cada uno de los detalles inherentes a nuestra existencia. La Biblia afirma que Dios inicialmente escribió en su libro lo que quería formar en cada uno de nosotros. No somos producto de la improvisación, ni de un “descuido” de nuestros padres; ni tampoco fuimos diseñados en serie. Cada una de nuestras células son absolutamente exclusivas y en el vientre de nuestra madre, donde ni siquiera ella podía vernos, comenzó a hacerse realidad ese cuidadoso y exclusivo diseño que había sido trazado para nosotros. Allí, tuvimos nuestro primer cara a cara con Dios. Nos miramos, y Él nos transmitió todo su amor, nos comunicó que éramos suyos, nos apartó.


2.    SU AMOR, LLAMA A NUESTRA PUERTA (Apocalipsis 3:20)

Nuestra relación con Papá continúa con un llamado de parte suya. Nuestro Padre, quien tanto nos ama, respeta nuestra voluntad, pues aunque nos creó a su imagen, nos hizo libres, nos respeta hasta lo sumo; y es por esto que llama desde afuera.  Nos ha visto caminar, muchas veces tropezando en este andar; ha visto nuestras heridas abiertas y sangrando; conoce nuestra confusión y aturdimiento; ha mirado como recurrimos a remedios eventuales y poco eficaces, sabe de cada uno de nuestros vacíos que nada ni nadie puede llenar, y entonces, no soportando nuestra desesperanza, llama a gran voz...“SI ALGUNO OYE MI VOZ Y ABRE LA PUERTA...” Él quiere entrar para reconstruir desde adentro nuestra vida.



3.    NO ES SOLO REY, ES PAPÁ

Cuando miramos a Dios únicamente como el Señor y Rey de nuestras vidas, con toda su autoridad, dominio y señorío, es posible que nos sintamos honrados de estar sentados a su mesa, pero al mismo tiempo, prevenidos y cautelosos; pues seguramente el ambiente estará rodeado de reglas, de conveniencias y limitaciones.  Pero qué diferente es cuando ese Rey es también mi Padre y me dice: “Yo quiero estar en medio de ti, poderoso, te salvaré; me gozaré sobre ti con alegría, callaré de amor por ti, me regocijaré sobre ti...” (Sofonías 3:17)
Recibirle y creer en su Nombre son aspectos claves para disfrutar de su incomparable paternidad, es la antesala del más maravilloso regalo del cielo al que un ser humano puede aspirar.  La “Potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). Se necesita de un milagro, para que nuestra naturaleza pecaminosa, asimile la pura y limpia naturaleza del Padre.



4.    EL MAYOR REGALO DE PAPÁ: SU ESPÍRITU (1 Corintios 3:16)

La definición de “templo” tiene dos aspectos que son importantes tener en cuenta: es un edificio destinado para un culto público; y es un sitio real o imaginario en donde se rinde honor a la justicia, al saber, al amor, a Dios, etc.

Cuando aceptamos la invitación de Jesús, de dejarlo entrar en nuestra vida, su Espíritu viene a morar en nosotros, y entra en comunión con nuestro espíritu, entonces empieza un permanente fluir de salud total y nos convertimos en agentes de salud, nos volvemos instrumentos para llevar sanidad a otros.

El poder del Espíritu, obra de la misma manera que en el principio: ordenando nuestra vida, llenando nuestros vacíos e iluminando todo nuestro ser.  Ser conformados como hijos de Dios, es colocar nuestra vida en esa nueva posición y realidad.


Aplicación teoterápica

El sobrenatural, inmutable y eterno amor de Dios es lo único con peso suficiente para el desarrollo de la confianza y la fe. La plenitud de vida empieza en los amorosos brazos de Papá Dios... Es posible que no nos acostumbremos fácilmente a su amor, pero en la medida que nos vamos conociendo, y nuestra mente se abre a la revelación; somos seducidos cada día, hasta que nos habituamos a oír su voz, que como un silbo apacible nos dice: “...No temas, entiendo tu debilidad, a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé”. 


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