!ES HORA DE LEVANTARSE!
¡ES HORA DE LEVANTARSE!
“Entonces Elías, el
tisbita, que era uno de los habitantes de Galaad, dijo a Acab: « ¡Vive Jehová,
Dios de Israel, en cuya presencia estoy” 1 Reyes 17:1
INTRODUCCIÓN: Elías fue uno de los mayores profetas, su nombre significa “Jehová es mi Dios”. En su época ejerció un ministerio de poder y como consecuencia de experimentar la Unción (vida de monte) generó gran cantidad de milagros, señales y prodigios. En 1 Reyes 17 y 18 encontramos algunos de ellos:
- Predijo una sequía.
- Dependió de Dios para sustentarse.
- Ungió a la viuda para provisión y multiplicación.
- Resucitó al hijo de la viuda.
- Por su oración descendió fuego del cielo y consumió el holocausto.
- Ejecutó juicio a los profetas de Baal.
- Oró por lluvia.
- Ungió reyes (función de Teoterapia social)
- Adiestró a Eliseo, su sucesor.
Cumbres de gloria y bendición suelen ir acompañadas de
momentos de crisis. (1 Reyes 19:4).Cuantos desiertos pasamos fruto de la
depresión; períodos de profunda tristeza, Elías deseo morir, había fatiga en su
corazón y quizá se preguntaba ¿Dónde está mi Dios? ¿No recordaba acaso Elías la
mano de Jehová sobre su vida, mano de poder y misericordia? Elías se quedó
dormido.
Una de las reacciones equivocadas frente a las dificultades
es dormir mucho y no actuar (1 Reyes 19:5-6). Que tremendo el estado anímico;
el primer toque del amor de Dios no le hace reaccionar, pues vuelve a dormirse,
no quiere ni desea actuar. Pero así como es de persistente la enfermedad es más
persistente Dios para sanar(1Reyes19:7). Dios aún no había terminado con Elías,
lo había elegido para la conquista y maravillosamente sus pies se dirigen al
Monte Horeb obedeciendo la voz de su Padre.
La experiencia de Elías en Horeb es a través de la comunión
plena. Fortalecido por la comida dada por el ángel tiene fuerzas para caminar
hasta la cumbre, donde se da cuenta que dormir no es bueno pues termino en
depresión. Allí metido en una cueva paso la noche, no quiere desnudarse delante
de la verdad, no desea reconocer su debilidad, se mete cual caracol en su
concha. ¿Terquedad, resentimiento o argumentaciones en el corazón?
Muchos se estarán preguntando, ¿Todo lo que había hecho por
amor alnombre de Dios y ¿Él permite que Jezabel le hostigué aun? Ante el
llamado ¿Qué haces aquí Elías? (1Reyes 19:9) Elías estaba en el lugar
equivocado. En la cueva no hay luz no hay camino, allí nadie actúa. Es
necesario que vuelva a reflexionar y analice su condición y busque la salida de
su problema. No hay lugar a la introspección cuando tenemos un trabajo por
realizar. La orden de Dios es “Sal fuera” (1 Reyes 19:11). Dentro de nosotros
mismos no hay respuestas totales dentro de nosotros la respuesta es equivocada,
el sueño, la cueva solo nos llevan a hundirnos más en las tinieblas alejados de
la verdadera luz .Es necesario salir de nosotros mismos para ver que fuera
resplandecen los luceros, abramos los ojos para descubrir quién los hace
brillar.
Aplicación Teoterápica
Subir a la cumbre y colocarnos en posición correcta, cara a
cara con nuestro Padre, nos llevara a ver claramente desde las alturas, desde su
lugar y contemplar un hermoso panorama, comprendiendo así las necesidades de
otros, quienes también necesitan ayuda. Por eso es importante estar por encima
de las circunstancias y nunca perder altura. Es allí donde podemos experimentar
de su Presencia como lo sintió Elías, pues Dios conoce nuestra debilidad y
nuestro pecado y solo en su presencia podemos conocer y experimentar la forma
incondicional de su verdadero amor (1Reyes19: 11b-13).Es allí donde podemos
disfrutar del verdadero silbo suave y apacible de su presencia, donde se
convierte para mí en Teoterapia.
Solo el maravilloso amor de Dios produce sanidad en la
aparente derrota, en nuestra depresión, soledad, aislamiento, adormecimiento,
así actúa la Teoterapia, es un instrumento de amor para nuestra alma afligida,
no importando donde nos hallé, ni la condición en la que nos encontremos, ni el
estado anímico por el que estemos pasando. Nuestro amoroso Padre que nos creó y
nos formó , envió a su HIJO JESUSCRISTO,
para que fuera Él, el silbo suave y apacible para el joven agobiado, sanando
las más profundas heridas del corazón.
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